Pues sí, ahora me ha dado por correr. Me he subido al carro de este deporte tan de moda en los últimos tiempos, al menos entre la gente de mi curro. Y el resultado ha sido excelente: 7 kilos perdidos, y notoria mejora en mi estado anímico y de salud en general.
Os dejo unos enlaces al blog de mi compañero y amigo Alfonso, en el que colaboro con algunas crónicas:
La Previa
Empezamos a correr
¡¡Qué guapos somos!!
lunes, 27 de septiembre de 2010
sábado, 8 de mayo de 2010
Cosas que me dan rabia (I)
Vas por la calle y te cruzas con un amigo de toda la vida. Te paras, le das la mano (o dos besos) y hablas un rato con él (o ella).
Vas por la calle y te cruzas con el cartero al que sueles abrirle la puerta por las mañanas. Le saludas con la mano o con un escueto "hola" y sigues adelante.
Vas por la calle y te cruzas con una persona que pertenece al 80% restante. Dudas. ¿Me paro? ¿Le saludo con un escueto "hola" y sigo adelante?
Lo piensas. ¿Qué hago? Cuando te quieres dar cuenta, estás a diez metros de la persona conocida y ya es demasiado tarde. La pregunta de examen tenía dos opciones, y has elegido la opción "c".
Te dices "esto no me va a volver a pasar. ¿Cómo puedo ser tan torpe?".
La próxima vez que le ves le dices que no le viste. Y como no sabes mentir, enmiendas tu error con un nuevo error: se te nota y quedas peor.
¿Soy el único al que le ha pasado esto varias veces? ¿Es una de las cosas que os dan rabia?
Vas por la calle y te cruzas con el cartero al que sueles abrirle la puerta por las mañanas. Le saludas con la mano o con un escueto "hola" y sigues adelante.
Vas por la calle y te cruzas con una persona que pertenece al 80% restante. Dudas. ¿Me paro? ¿Le saludo con un escueto "hola" y sigo adelante?
Lo piensas. ¿Qué hago? Cuando te quieres dar cuenta, estás a diez metros de la persona conocida y ya es demasiado tarde. La pregunta de examen tenía dos opciones, y has elegido la opción "c".
Te dices "esto no me va a volver a pasar. ¿Cómo puedo ser tan torpe?".
La próxima vez que le ves le dices que no le viste. Y como no sabes mentir, enmiendas tu error con un nuevo error: se te nota y quedas peor.
¿Soy el único al que le ha pasado esto varias veces? ¿Es una de las cosas que os dan rabia?
jueves, 31 de diciembre de 2009
Objetivos para el nuevo año
Y ya ha pasado otro año. Un año importante para todos. Porque todos los años son importantes para todos. Nos gusta aprender sobre la historia del mundo, y no nos damos cuenta de que somos parte importante de ella. Los libros de historia escribirán sobre nosotros dentro de poco.
Siempre hay cambios en nuestra vida, por pequeños que éstos sean. En lo personal, en lo profesional, en lo sentimental, etc. Siempre hay metas logradas y objetivos incumplidos. Y en el análisis de éstos últimos es en el que invierto más tiempo. Me gusta ver los años que terminan como periodos de objetivos incumplidos, y los que empiezan como la plataforma para alcanzarlos. Leer más, hacer más deporte, comer mejor, pasar más tiempo con mis amigos, ser mejor persona... podríamos elaborar y desmenuzar una lista de pequeñas metas que no acabaría. No sé para vosotros, pero para mí, es una de las cosas que más me motivan a seguir adelante.
¡Feliz año a todos, y que cumpláis (algunos de) vuestros objetivos!
Siempre hay cambios en nuestra vida, por pequeños que éstos sean. En lo personal, en lo profesional, en lo sentimental, etc. Siempre hay metas logradas y objetivos incumplidos. Y en el análisis de éstos últimos es en el que invierto más tiempo. Me gusta ver los años que terminan como periodos de objetivos incumplidos, y los que empiezan como la plataforma para alcanzarlos. Leer más, hacer más deporte, comer mejor, pasar más tiempo con mis amigos, ser mejor persona... podríamos elaborar y desmenuzar una lista de pequeñas metas que no acabaría. No sé para vosotros, pero para mí, es una de las cosas que más me motivan a seguir adelante.
¡Feliz año a todos, y que cumpláis (algunos de) vuestros objetivos!
domingo, 20 de diciembre de 2009
Independence Day
Cuando un hombre se independiza, debe pasar por diferentes estadios que confirmen su merecida madurez. Debemos ser capaces de completar ciertas pruebas que meses atrás nos parecían sólo al alcance de unos pocos, especialmente nuestro padre y nuestra madre.
En función de la versatilidad de cada uno, las sucesivas pruebas se atragantarán más o menos. Algunas nos parecerán fáciles como lo sería ganarle una partida de dardos a Ana Gallegos (pronúnciese Gashegos) o una ardua tarea como la de ganarle al mus a Paco Sánchez (TBPE). Estas dos, lógicamente, no son dos de esas necesarias habilidades, son sólo analogías sobre la dificultad.
El avezado lector habrá deducido con rapidez a qué me estoy refiriendo. Son aquellas cosas que, una vez hechas, sentimos que hay un antes y un después en nuestras vidas. Que somos un poco más hombres, más maduros.
Quien esté ansioso por encontrar ejemplos, no tendrá que esperar más. Algunas de estas afrentas son: comprar una bombona de butano, llevar el coche a cambiar el aceite, contratar el agua y la luz de la casa, cagarte en la puta madre de la pobre becaria que escucha cuán indignado estás porque el banco que le pagará seiscientos euros durante tres meses te ha cobrado a ti una comisión de tres euros por unas tarjetas, a todas luces injusta al estar nominado mensualmente.
Algunos estaréis pensando "¿qué dificultad tiene comprar una bombona de butano?". Y en realidad no la tiene. Pero es una de esas cosas que, al menos a mí, me generaba incertidumbre la primera vez que la hice. Son cosas que ya nadie puede hacer por ti. Durante los primeros veintitantos años de tu vida (o más en algunos casos) ha habido personas que se han encargado de trazarte una línea recta en la que se incluía estudiar, poner la mesa, hacer el café y bajar (o salir) a comprar el pan. Siempre con precisas instrucciones y sin improvisar.
Tras esta dilatada introducción, me gustaría poner la guinda a la gama de actuaciones que nos llevan a la cúspide del macho ibérico. Hay algo que nos hace hombres de verdad. Hay algo que, una vez hecho por primera vez, ya podemos dedicarnos a vivir de nuestros éxitos, descansar, dejarnos barriga, bromear en el bar encadenando cañas de cerveza y derrochar dinero en todo lo que se ponga por delante. Me estoy refiriendo a colocar las cadenas en las ruedas del coche. Si hubo alguna aptitud que me generara admiración, fue la de vestir un neumático con unas cadenas de hierro.
Como en cualquier otro aspecto, ha quedado demostrado una vez más que tengo junto a mí un todoterreno del cual sólo existe un ejemplar en todo el mundo. Y no es de fabricación coreana ni japonesa. Es alhameña. Y se llama Gema.
Impresionante, teníais que haberla visto. Con las condiciones meteorológicas más inclementes (o sea, con 18º centígrados, en superficie plana, en el garaje de casa), ha sido capaz de poner unas cadenas por primera vez en su vida en menos de medio minuto. En cambio, vuestro bloguero favorito, instalado en la cumbre intelectual, ha tardado una barbaridad, que habría sido más si no hubiera aparecido de vez en cuando una mano salvadora diciendo "esto lo estás poniendo mal, coge de aquí primero...", etc, etc.
En fin, toda una experiencia. Yo creo que ya podemos irnos un poco más tranquilos a escalar la Gañidoira.
En función de la versatilidad de cada uno, las sucesivas pruebas se atragantarán más o menos. Algunas nos parecerán fáciles como lo sería ganarle una partida de dardos a Ana Gallegos (pronúnciese Gashegos) o una ardua tarea como la de ganarle al mus a Paco Sánchez (TBPE). Estas dos, lógicamente, no son dos de esas necesarias habilidades, son sólo analogías sobre la dificultad.
El avezado lector habrá deducido con rapidez a qué me estoy refiriendo. Son aquellas cosas que, una vez hechas, sentimos que hay un antes y un después en nuestras vidas. Que somos un poco más hombres, más maduros.
Quien esté ansioso por encontrar ejemplos, no tendrá que esperar más. Algunas de estas afrentas son: comprar una bombona de butano, llevar el coche a cambiar el aceite, contratar el agua y la luz de la casa, cagarte en la puta madre de la pobre becaria que escucha cuán indignado estás porque el banco que le pagará seiscientos euros durante tres meses te ha cobrado a ti una comisión de tres euros por unas tarjetas, a todas luces injusta al estar nominado mensualmente.
Algunos estaréis pensando "¿qué dificultad tiene comprar una bombona de butano?". Y en realidad no la tiene. Pero es una de esas cosas que, al menos a mí, me generaba incertidumbre la primera vez que la hice. Son cosas que ya nadie puede hacer por ti. Durante los primeros veintitantos años de tu vida (o más en algunos casos) ha habido personas que se han encargado de trazarte una línea recta en la que se incluía estudiar, poner la mesa, hacer el café y bajar (o salir) a comprar el pan. Siempre con precisas instrucciones y sin improvisar.
Tras esta dilatada introducción, me gustaría poner la guinda a la gama de actuaciones que nos llevan a la cúspide del macho ibérico. Hay algo que nos hace hombres de verdad. Hay algo que, una vez hecho por primera vez, ya podemos dedicarnos a vivir de nuestros éxitos, descansar, dejarnos barriga, bromear en el bar encadenando cañas de cerveza y derrochar dinero en todo lo que se ponga por delante. Me estoy refiriendo a colocar las cadenas en las ruedas del coche. Si hubo alguna aptitud que me generara admiración, fue la de vestir un neumático con unas cadenas de hierro.
Como en cualquier otro aspecto, ha quedado demostrado una vez más que tengo junto a mí un todoterreno del cual sólo existe un ejemplar en todo el mundo. Y no es de fabricación coreana ni japonesa. Es alhameña. Y se llama Gema.
Impresionante, teníais que haberla visto. Con las condiciones meteorológicas más inclementes (o sea, con 18º centígrados, en superficie plana, en el garaje de casa), ha sido capaz de poner unas cadenas por primera vez en su vida en menos de medio minuto. En cambio, vuestro bloguero favorito, instalado en la cumbre intelectual, ha tardado una barbaridad, que habría sido más si no hubiera aparecido de vez en cuando una mano salvadora diciendo "esto lo estás poniendo mal, coge de aquí primero...", etc, etc.
En fin, toda una experiencia. Yo creo que ya podemos irnos un poco más tranquilos a escalar la Gañidoira.
lunes, 29 de septiembre de 2008
... y nos fuimos de despedida
Podría llamarse envidia. Como se suele decir: envidia sana. Es lo que uno siente cuando asiste a la despedida de soltero de un amigo y ve como todo el mundo le demuestra un gran cariño al homenajeado. Éste se convierte, por unas horas o días, en el claro centro de atención y todo el mundo quiere agasajarle y hacerle protagonista, compartiendo con él un momento clave de su vida. Yo me preguntaba si mi despedida de soltero sería así, cuando hace un par de años asistí a las despedidas de Joaquín y JuanFer, cuyo recuerdo todavía me hace sonreír. Ahora, recuerdo mi despedida de soltero, y no sólo sonrío: me emociono.
Este segundo párrafo debería empezarlo con adjetivos, y poner tres o cuatro, o más, que describan lo que se vivió en La Murta. Pero no los encuentro. Todos se me quedan cortos. ¿Apoteósico? ¿Grandioso? ¿Insuperable? ¿Majestuoso? Creo que en el diccionario, para que uno se haga la idea de lo que significa "apoteósico" deberían añadir al final: "... mucho menos que la despedida de Juan Antonio".
Daría para escribir cuatro o cinco artículos de una considerable extensión si queremos relatar todo cuanto allí ocurrió. Puede que lo haga durante los próximos días, si los preparativos de la boda me lo permiten, pero de momento esta avanzadilla va a servir para contaros cómo un grupo de amigos pudo hacerme sentir como el ser más feliz del mundo.
Yo estaba tranquilamente sentado en una silla, alrededor de las 10 de la noche del sábado. No en vano, estábamos ya en el segundo día de competición y esa mezcla de resaca, cansancio y sueño se había apoderado de mí después de comer y no me había soltado del todo. En ese momento, aparecen todos juntos y Paco Sánchez me entrega algo envuelto de forma totalmente asimétrica en un papel marrón. Lo toco, y parece un libro. Le quito el papel y casi me da algo cuando veo lo que es. Me recorre un escalofrío y se me inundan los ojos. Nada más y nada menos que tengo ante mí un libro, escrito por mí, en el que se incluyen todos los artículos que he escrito en No Seas Gamboa (estas tres últimas palabras no las pongo como link por si la recursividad le sentara mal a esto). En portada, una imagen mía que me tomaron en Almería cuando, de forma similar a lo que pasaba en La Murta, el cansancio me venció y apoye la cabeza en una mesa (aunque en realidad lo que sucedió es que estábamos viendo el Almería - Sevilla por la tele, y faltando un minuto Acasiete consiguió el gol de la victoria para los locales, echando al traste mi esperanza de enriquecerme con la quiniela). En la contraportada, otra foto mía, ésta más pequeña, extraída de las que nos hicimos en la boda de mi sobrino Jorge. Además de la foto, una breve presentación tanto de la obra como del autor, como en cualquier libro de las librerías. No sé si fue por el hecho de saber que habían estado trabajando durante horas (fue una currada de Copy-Paste total) para darme una alegría o por el hecho de tener en mis manos un libro en el que yo figuro como escritor, se me cayeron las lágrimas (o eufemísticamente hablando, me emocioné). Me levanté y los abracé a todos uno por uno, sin poder evitar llorar. Agustín, esto no lo voy a olvidar nunca.
Me ha encantado teneros a todos allí. Os lo agradezco un montón, de verdad que sí. Especial mención para los que habéis tenido que pegaros un viaje para venir: JuanFran, Joaquín y Nachete (de Madrid) y JuanFer (de Albacete).
Como nexo de unión entre los dos núcleos de población de la casa (sector Murcia y sector Albacete) os diré que el rollo entre los dos grupos ha sido inmejorable. Ha habido una total integración desde el primer minuto y, además, la mayoría de vosotros me habéis dicho que los miembros del otro sector son cojonudos. Todos coincidís en que Joaquín es un pincha espectacular y que JuanFer es un cachondo inigualable. Y los del sector Albacete también me han dicho que mis amigos murcianos son cojonudos. Espero que este buen rollo continúe en la boda. Y, ¿por qué no? más alla de ésta...
Este segundo párrafo debería empezarlo con adjetivos, y poner tres o cuatro, o más, que describan lo que se vivió en La Murta. Pero no los encuentro. Todos se me quedan cortos. ¿Apoteósico? ¿Grandioso? ¿Insuperable? ¿Majestuoso? Creo que en el diccionario, para que uno se haga la idea de lo que significa "apoteósico" deberían añadir al final: "... mucho menos que la despedida de Juan Antonio".
Daría para escribir cuatro o cinco artículos de una considerable extensión si queremos relatar todo cuanto allí ocurrió. Puede que lo haga durante los próximos días, si los preparativos de la boda me lo permiten, pero de momento esta avanzadilla va a servir para contaros cómo un grupo de amigos pudo hacerme sentir como el ser más feliz del mundo.
Yo estaba tranquilamente sentado en una silla, alrededor de las 10 de la noche del sábado. No en vano, estábamos ya en el segundo día de competición y esa mezcla de resaca, cansancio y sueño se había apoderado de mí después de comer y no me había soltado del todo. En ese momento, aparecen todos juntos y Paco Sánchez me entrega algo envuelto de forma totalmente asimétrica en un papel marrón. Lo toco, y parece un libro. Le quito el papel y casi me da algo cuando veo lo que es. Me recorre un escalofrío y se me inundan los ojos. Nada más y nada menos que tengo ante mí un libro, escrito por mí, en el que se incluyen todos los artículos que he escrito en No Seas Gamboa (estas tres últimas palabras no las pongo como link por si la recursividad le sentara mal a esto). En portada, una imagen mía que me tomaron en Almería cuando, de forma similar a lo que pasaba en La Murta, el cansancio me venció y apoye la cabeza en una mesa (aunque en realidad lo que sucedió es que estábamos viendo el Almería - Sevilla por la tele, y faltando un minuto Acasiete consiguió el gol de la victoria para los locales, echando al traste mi esperanza de enriquecerme con la quiniela). En la contraportada, otra foto mía, ésta más pequeña, extraída de las que nos hicimos en la boda de mi sobrino Jorge. Además de la foto, una breve presentación tanto de la obra como del autor, como en cualquier libro de las librerías. No sé si fue por el hecho de saber que habían estado trabajando durante horas (fue una currada de Copy-Paste total) para darme una alegría o por el hecho de tener en mis manos un libro en el que yo figuro como escritor, se me cayeron las lágrimas (o eufemísticamente hablando, me emocioné). Me levanté y los abracé a todos uno por uno, sin poder evitar llorar. Agustín, esto no lo voy a olvidar nunca.
Me ha encantado teneros a todos allí. Os lo agradezco un montón, de verdad que sí. Especial mención para los que habéis tenido que pegaros un viaje para venir: JuanFran, Joaquín y Nachete (de Madrid) y JuanFer (de Albacete).
Como nexo de unión entre los dos núcleos de población de la casa (sector Murcia y sector Albacete) os diré que el rollo entre los dos grupos ha sido inmejorable. Ha habido una total integración desde el primer minuto y, además, la mayoría de vosotros me habéis dicho que los miembros del otro sector son cojonudos. Todos coincidís en que Joaquín es un pincha espectacular y que JuanFer es un cachondo inigualable. Y los del sector Albacete también me han dicho que mis amigos murcianos son cojonudos. Espero que este buen rollo continúe en la boda. Y, ¿por qué no? más alla de ésta...
lunes, 15 de septiembre de 2008
¡Nos vamos de despedida!
Casarse. Dícese del error que comete acto que realiza un ser humano por dos posibles motivos:
a) Conseguir el beneplácito de la/el/los suegra/o/os para poder acostarse cada día con la persona amada, sin espías y sin agobios.
b) Si el punto a se logró sin acreditaciones matrimoniales, disfrutar de una merecida despedida de soltero.
Nota: Estamos en horario infantil. Las ventajas de acostarse con la persona amada son, única y exclusivamente, la inigualable sensación de despertar y oirla decirte buenos días y ver lo bonica que está dormida hecha un ovillico cuando te levantas a echar un chorrete.
En el caso que nos ocupa, nuestro protagonista ha marcado la opción b. Lleva viviendo con su novia casi dos años con lo que ya obtuvo la aprobación de sus suegros hace tiempo.
Todos los convocados debéis pensarlo ya y decirme si venís a lo largo de esta semana. Aquellos que decís que vendréis un día nada más, no seáis gandules y veniros los dos días. Así amortizáis más el desembolso.
La semana que viene iremos a comprar. Podéis ir aportando ideas. Yo había pensado hacer barbacoas para cenar y el sábado a mediodía una paella. Tenemos que pensar también si el domingo nos vamos a quedar a comer. Espero que vayáis diciendo cosas.
Ya sabéis que todos aquellos que tengáis novia o esposa tiquismiquis nos tenéis que entregar la autorización debidamente cumplimentada por ella. En este momento no dispongo de ningún ejemplar. Si algún miembro de la organización puede publicarla se lo agradezco. En caso contrario, lo haré yo a la mayor brevedad posible.
Tema monetario: sobre la casa hay dos opciones, con piscina y sin piscina. Cobran por persona y el precio es por fin de semana, y no existe el concepto pagar media casa. Seguramente alquilaremos la casa con piscina, con lo que saldremos a unos 44 euros por persona (el finde completo). Después, pondremos un bote para ir a comprar. Sería aconsejable que la gente vaya desembolsando para así no tener que pedir una hipoteca para comprar la bebida y la comida. Cuando hagamos un presupuesto más detallado, os informo.
Espero confirmaciones. No os hagáis de rogar...
a) Conseguir el beneplácito de la/el/los suegra/o/os para poder acostarse cada día con la persona amada, sin espías y sin agobios.
b) Si el punto a se logró sin acreditaciones matrimoniales, disfrutar de una merecida despedida de soltero.
Nota: Estamos en horario infantil. Las ventajas de acostarse con la persona amada son, única y exclusivamente, la inigualable sensación de despertar y oirla decirte buenos días y ver lo bonica que está dormida hecha un ovillico cuando te levantas a echar un chorrete.
En el caso que nos ocupa, nuestro protagonista ha marcado la opción b. Lleva viviendo con su novia casi dos años con lo que ya obtuvo la aprobación de sus suegros hace tiempo.
Todos los convocados debéis pensarlo ya y decirme si venís a lo largo de esta semana. Aquellos que decís que vendréis un día nada más, no seáis gandules y veniros los dos días. Así amortizáis más el desembolso.
La semana que viene iremos a comprar. Podéis ir aportando ideas. Yo había pensado hacer barbacoas para cenar y el sábado a mediodía una paella. Tenemos que pensar también si el domingo nos vamos a quedar a comer. Espero que vayáis diciendo cosas.
Ya sabéis que todos aquellos que tengáis novia o esposa tiquismiquis nos tenéis que entregar la autorización debidamente cumplimentada por ella. En este momento no dispongo de ningún ejemplar. Si algún miembro de la organización puede publicarla se lo agradezco. En caso contrario, lo haré yo a la mayor brevedad posible.
Tema monetario: sobre la casa hay dos opciones, con piscina y sin piscina. Cobran por persona y el precio es por fin de semana, y no existe el concepto pagar media casa. Seguramente alquilaremos la casa con piscina, con lo que saldremos a unos 44 euros por persona (el finde completo). Después, pondremos un bote para ir a comprar. Sería aconsejable que la gente vaya desembolsando para así no tener que pedir una hipoteca para comprar la bebida y la comida. Cuando hagamos un presupuesto más detallado, os informo.
Espero confirmaciones. No os hagáis de rogar...
sábado, 13 de septiembre de 2008
Alfred Hitchcock y Calasparra
Hace algo más de 50 años, el famosísimo director de cine de suspense, Alfred Hitchcock, visitaba el pueblo de Calasparra, donde tuvo la oportunidad de asistir a un encierro, ver una novillada y conocer el pueblo. Lo llevaron a visitar algunas peñas, en una de las cuales fue entrevistado para la televisión local de Calasparra. Su anfitrión, el alcalde de aquella época cuyo nombre no recuerdo, le informó de que Calasparra pertenece a la comarca del Noroeste y que es el municipio más al norte de la comarca.
El director, encantado con el pueblo de Calasparra y con el trato recibido, decidió dedicarle su próxima película, llamándola North by Northwest. Incluso creo que intentó rodar algunas escenas por la zona, pero no le fue posible.
Para traducir el título de la película al castellano hubo varias opciones: "Vente a Calasparra, Alfredo", "¡Vaya par de novillos!", para finalmente quedarse con el más comercial "Con la Muerte en los Talones".
¿Conocíais esta historia? Pues nada, ya habéis ampliado un poco vuestra cultura cinéfilocalasparreña.
El director, encantado con el pueblo de Calasparra y con el trato recibido, decidió dedicarle su próxima película, llamándola North by Northwest. Incluso creo que intentó rodar algunas escenas por la zona, pero no le fue posible.
Para traducir el título de la película al castellano hubo varias opciones: "Vente a Calasparra, Alfredo", "¡Vaya par de novillos!", para finalmente quedarse con el más comercial "Con la Muerte en los Talones".
¿Conocíais esta historia? Pues nada, ya habéis ampliado un poco vuestra cultura cinéfilocalasparreña.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)